Luces de Bohemia, el maravilloso esperpento de Valle-Inclán, se ha llevado a la escena en múltiples ocasiones aunque en su época nadie pensó en algo así. Yo he visto varios montajes muy distintos y hoy he visto, para mí, el mejor. Dentro del Festival de Teatre Grec de Barcelona, al que hace años que quería asistir, he visto ese montaje. Apenas tenía nada de mobiliario ni atrezzo más que los distintos trajes de los personajes, pero salí encandilado de la Biblioteca Nacional de Cataluña, en el barcelonés barrio del Raval. Unos actores con fuerza, coraje, pero llenos de humanidad, como si el propio Valle los estuviera dirigiendo. La crítica, tan actual hoy en día, hace al espectador pensar que Valle-Inclán ha escrito su esperpento ayer. El actor que interpretaba a Max Estrella recordaba en la voz y en la actuación a la memorable versión que hizo el gran Paco Rabal. Madame Colette y su hija Claudinita inmejorables en su dolor. El Coro de Poetas Modernistas, inigualable. El gran Latino de Hispalis en su mejor versión. El Ministro y el librero Zaratustra impresionantes. Dieguito y el obrero catalán, el paria, un actor con un gran futuro por delante. Y Rubén Darío y la portera, increíbles en sus tan distintos papeles. Con solo 7 actores han suplido al innumerable elenco de personajes que aparecen en la noche madrileña de la bohemia. Una versión que el propio Valle habría firmado, con añadidos que a todos nos llevan al mundo de la poesía y el arte. Animo a todos a que vayáis a verla, os encantará. Saldréis pensando que el teatro es un arte contemporáneo, se escriba cuando se escriba porque el momento del teatro es el de la representación. De paso daos un paseo por el Barrio del Raval barcelonés, de imborrables recuerdos para todos sus visitantes.
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