Aunque no soy un fanático del cine Dogma, tengo que reconocer que esta película me asombró por su fuerza y su increíble sentido de ayuda a los demás. En un mundo mejor, que obtuvo el Oscar a la mejor película en lengua no inglesa, está llena de violencia y de venganza, pero está narrada con serenidad. Aparecen dos mundos, el de la vida acomodada de los ciudadanos daneses y el de la pobreza y la incertidumbre de un campo de refugiados africano en el que la gente vive en tiendas de campaña y lucha cada día por sobrevivir. Se opone la felicidad de los niños africanos, que se contentan con un simple balón, y la ausencia de felicidad de los niños en la Europa Occidental.
Anton, médico, divide su vida entre la ciudad danesa en que está su familia y el campo de refugiados en que trabaja. Tiene que enfrentarse a conflictos, junto con su familia, que lo empujan a escoger entre la venganza y el perdón. A punto de separarse de su esposa, su hijo mayor sufre el acoso por parte de los compañeros de su colegio hasta que otro alumno lo defiende, Christian, que acaba de llegar desde Londres con su padre después de la muerte de su madre. Este no ha superado la pérdida de su madre, por lo que busca un amigo con el que volver a quedar, pero enseguida Christian involucra a Elías en un acto de revancha que cada vez va adquiriendo mayores tintes de tragedia. A pesar de que ninguno de los niños admite la ayuda de sus padres, finalmente no les quedará más remedio que dejarlos que intervengan. Mientras todo esto ocurre en Dinamarca, Anton se ve inmerso en un ataque al campo de refugiados donde trabaja y tiene que decidir rápidamente qué hacer ante un caso de violencia, que a él le parece justificado.
Problemas morales que el espectador debe resolver de forma rápida. Impresionante, no me extraña que haya ganado el Oscar, no te arrepentirás de haberla visto, verdaderamente encomiable por mostrar el mundo de los campos de refugiados con el dolor de la actualidad y mostrar cómo el mundo de los niños es el reflejo absoluto del mundo de los mayores.
Anton, médico, divide su vida entre la ciudad danesa en que está su familia y el campo de refugiados en que trabaja. Tiene que enfrentarse a conflictos, junto con su familia, que lo empujan a escoger entre la venganza y el perdón. A punto de separarse de su esposa, su hijo mayor sufre el acoso por parte de los compañeros de su colegio hasta que otro alumno lo defiende, Christian, que acaba de llegar desde Londres con su padre después de la muerte de su madre. Este no ha superado la pérdida de su madre, por lo que busca un amigo con el que volver a quedar, pero enseguida Christian involucra a Elías en un acto de revancha que cada vez va adquiriendo mayores tintes de tragedia. A pesar de que ninguno de los niños admite la ayuda de sus padres, finalmente no les quedará más remedio que dejarlos que intervengan. Mientras todo esto ocurre en Dinamarca, Anton se ve inmerso en un ataque al campo de refugiados donde trabaja y tiene que decidir rápidamente qué hacer ante un caso de violencia, que a él le parece justificado.
Problemas morales que el espectador debe resolver de forma rápida. Impresionante, no me extraña que haya ganado el Oscar, no te arrepentirás de haberla visto, verdaderamente encomiable por mostrar el mundo de los campos de refugiados con el dolor de la actualidad y mostrar cómo el mundo de los niños es el reflejo absoluto del mundo de los mayores.
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