El teatro La Latina de Madrid (en la Plaza de la Cebada, donde en la época del rey Fernando VII, "el Deseado", se realizaban los castigos públicos) ha sido siempre un teatro muy importante, pero desde que Josep María Pou se ha hecho cargo de la Dirección Artística, se han llevado a las tablas allí obras tan interesantes como Llega un inspector, La vida por delante o, ahora, Querida Matilde, con la siempre magnífica Lola Herrera, una de las grandes damas de nuestro teatro. Esta obra tiene su original en la obra Dear Old Lady, de Israel Horowitz, y ha sido traducida en español con este título. La siempre sorprendente y llena de energía Lola Herrera, aparece acompañada por un Daniel Freire increíble en su papel cómico que es a la vez dramático, y por Ana Labordeta, espléndida aunque algunos pensábamos que ya no se dedicaba a este mundo del espectáculo.
La obra comienza con la llegada a Madrid de un hombre que procede de Argentina y que ha heredado de su padre un piso en Madrid, frente a la Puerta de Alcalá. Aunque llega a España con la intención de venderlo, en él encuentra a la compañera sentimental de su padre, que vive con su hija, y a quien el difunto prometió el uso del piso durante toda su vida. El protagonista quiere arreglar su situación, terrible en ese momento, con la venta del piso y a partir de esa situación, surgen otras, en función del papel que el muerto jugaba para cada uno de ellos, sus propias carencias o sus expectativas de vida. Todo ello en tono de comedia con el objetivo de analizar sentimientos humanos y mostrar al espectador qué pasa cuando uno solo se preocupa de vivir como él quiere y de las consecuencias que tiene para quienes están alrededor. Entre los tres: madre, hija y recién llegado, se establece una relación que anima al espectador y no lo retrotrae al pasado sino que lo lleva a la Puerta de Alcalá en el momento en que ocurre la obra.
De plena actualidad, Matilde, su hija y el argentino nos harán ver que las relaciones personales son a veces difíciles en estos momentos en que tenemos a nuestro alcance tantos medios de comunicación pero no nos comunicamos. Hilarante comedia llena de frescura que os hará olvidaros de vuestros problemas personales y que os hará pasarlo muy bien durante más de una hora y media.
La obra comienza con la llegada a Madrid de un hombre que procede de Argentina y que ha heredado de su padre un piso en Madrid, frente a la Puerta de Alcalá. Aunque llega a España con la intención de venderlo, en él encuentra a la compañera sentimental de su padre, que vive con su hija, y a quien el difunto prometió el uso del piso durante toda su vida. El protagonista quiere arreglar su situación, terrible en ese momento, con la venta del piso y a partir de esa situación, surgen otras, en función del papel que el muerto jugaba para cada uno de ellos, sus propias carencias o sus expectativas de vida. Todo ello en tono de comedia con el objetivo de analizar sentimientos humanos y mostrar al espectador qué pasa cuando uno solo se preocupa de vivir como él quiere y de las consecuencias que tiene para quienes están alrededor. Entre los tres: madre, hija y recién llegado, se establece una relación que anima al espectador y no lo retrotrae al pasado sino que lo lleva a la Puerta de Alcalá en el momento en que ocurre la obra.
De plena actualidad, Matilde, su hija y el argentino nos harán ver que las relaciones personales son a veces difíciles en estos momentos en que tenemos a nuestro alcance tantos medios de comunicación pero no nos comunicamos. Hilarante comedia llena de frescura que os hará olvidaros de vuestros problemas personales y que os hará pasarlo muy bien durante más de una hora y media.
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